Mundo Caracol

lunes, agosto 21, 2006

Un lugar para perderse

¿A quién no le gustaría perderse en un sitio como este? Y es que quién visita estos lugares siente la necesidad de volver, incluso los hay que llegaron y se quedaron para siempre embrujados por esta ría y estos montes.
Cuando uno tiene el privilegio de pararse con un bote en medio de esta ría y tumbarse al sol, dejando que la suave marea haga de la embarcación una cuna de bebé, siente que el mundo se para, que nada más existe salvo la naturaleza y el mar combinadas en perfecta armonia.
Hace poco, uno de sus habitantes más conocidos se fue, dejando una gran melancolía y un gran vacío en los que la conocían y disfrutaban de su presencia. Muchos de ellos viajaron por todo el mundo para encontrarla de nuevo y pedirle que volviera, pero ella, orgullosa como sólo una mujer puede llegar a ser, se negaba, no quería volver hasta que el hombre pidiera perdón por lo que le había hecho y supiera rectificar. El hombre después de un tiempo reflexionó sobre el daño que había causado, rectificó y dejó que pasara el tiempo, entonces ella, sin avisar, un frío 18 de febrero volvió, volvió como sólo la mejor ola de izquierdas del mundo puede volver y desde entonces se presenta a menudo aunque no con la misma fuerza ni la misma continuidad con que lo hacía antes. Esperamos que algún día vuelva, pero que sea para quedarse.















Eskerrik Asko ...