Mundo Caracol

viernes, febrero 22, 2008

Mi nuevo animal favorito

El WOMBAT
Marsupial australiano (a partir de ahora conocido también como oso-cerdo) más bien pequeño y comedor de hierbas y raíces, dificil de ver porque se mueve de noche, aunque hace lo que le da la gana mientras no haya sol.
En Australia todo es a lo grande y/o venenoso, este animal no es ni grande ni venenoso pero puede tardar hasta 14 días en hacer la digestión (chungo lo tiene entonces xa bañarse). Este animal es q no puede ser menos gracioso, a veces para dormir se tumba con las patas estiradas hacia arriba.

jueves, febrero 14, 2008

Viernes 2-XI-07

Más o menos con la calma nos fuimos levantando, no demasiada porque Sonia tenía que ir a la universidad a entregar un trabajo. Primero tenía que sacar dinero así que amablemente la acompañamos. Después nos dividimos, mientras Sonia entregaba su “Essay” nosotras nos culturizábamos en el museo de arte moderno donde lo más llamativo es un niño gigante (cuyo padre es Rohn Mueck), en otra planta había típicos retratos del XIX donde nos dimos cuenta de que la gente era realmente fea, pero fea que daba miedo, y también cuadros de principios del XX que parecían de admiradores de Dalí, Miró, Juan Gris, Cézanne y alguno más. Una de las cosas que más nos gustó fue una exposición temporal de una japo a la que no conocíamos hasta este momento: Mariko Mori.

Después esperamos a Sonia muertas de hambre sentadas al pie de la catedral y luego quedamos con Laura que nos acompañó hasta la estación de autobuses. En el autobús conocimos a unos valencianos que también iban para Copenhague (que no había dicho dónde íbamos) y a una señora que nos iba a indicar qué metro teníamos que coger para llegar al albergue. 10 minutos de trayecto y bajada, unos pasos, escaleras y un ferry, ya está semilleno así que no encontramos 3 sitios juntos, salimos fuera a hacernos unas fotos y a casi morir congelados y una vez dentro, como la gente no paraba de ir de un lado a otro encontramos 3 sitios para sentarnos juntas, una hora y media después sólo amenizada con algún piboncillo danés que paseaba por delante o dormía en algún sillón, llegábamos a nuestro destino, pero aún nos quedaba una hora de bus.

Una vez en Copenhague la señora amablemente nos busco y nos indicó a los valencianos y a nosotras cuál era nuestra parada (curiosamente, o no, íbamos al mismo albergue). Como pudimos sacamos los billetes (carísimos) y bajamos al andén, el metro (tipo tren, no de cercanías, de aquí) llegó y nos metimos, mientras estábamos buscando un sitio donde cupiéramos los 8 (3 valencianos, 3 madrileñas, la madre y la hija) se cerraron las puertas, y yo que estaba hablando con alguien situado detrás de mí, noté como un empujón en ambos lados de mi cuerpo, cuando vi que eran las puertas del vagón lo primero que hice fue poner cara de susto y lo segundo pasar como pude al vagón y mirar con cara de “y ahora qué?” a los que estaban al otro lado, pero con un simple toque de botón pudieron pasar. Esto fue una anécdota que dio para reírse durante todo el trayecto, también hubo un momento para que la señora nos dijera que sabía un poco de español y que le encantaba España y el español, por eso quería guiarnos, para practicar, nada de amabilidad danesa…

Una vez solos debíamos encontrar el camino hacia el albergue, es el más grande de Europa con 1.200 camas y por lo menos 9 pisos, teniendo en cuenta que en Dinamarca lo que menos hay son edificios altos, éste debíamos verlo desde lejos y por lo que veíamos en el mapa estábamos cerca…por fin lo descubrimos y casi corriendo fuimos para allá. A los valencianos les tocó en la quinta y a nosotros en la novena (mejores vistas). En la habitación coincidimos con una …(aquí podéis poner la nacionalidad que queráis, era rubia) hicimos la cama y nos fuimos a buscar un sitio para cenar. De camino al albergue vimos un japonés que uno de los valencianos nos dijo que estaba bien así que pa qué buscar más, pedimos una carta comprensible (con que no fuera en danés nos bastaba) y decidimos entrar, al rato llegaron los valencianos, otros que pa q iban a buscar más, pero no coincidimos en la mesa. Coincidimos en que fuimos los últimos de todo el restaurante gracias a la sobremesa, que debe ser típica de aquí, la nuestra fue especialmente larga porque nos dedicamos a hacer fotos sinsentido aprovechando el exotismo de los palillos y de los boles (se escribe así?) de comida…

Volvimos al albergue e hicimos nuestras mezclas para salir x la ciudad, como habíamos visto movimiento por la entrada decidimos beber allí en lugar de quedarnos en la fría calle, allí nos cruzamos con todo tipo de españoles, unos intentaron llevarnos con ellos a no sabemos qué garito pero la pinta de pardos nos asustó un poco así que decidimos quedarnos un rato más. Unos tragos más tarde Sonia ya estaba un poco entonada y se decidió a preguntarle al camarero por una zona para salir, el rubio amablemente le explicó que aquella noche era el … es decir, que empezaba la Navidad (nosotras tampoco lo entendemos…) así que habría mucha gente por la calle y que una zona que no pillaba lejos era tal.

Allá que fuimos, pero no nos decidíamos a entrar en ningún sitio, porque la música que escuchábamos era horrible o porque había cola, en el primero al que nos decidimos a entrar nos encontramos con una amiga de Sonia y sus amigos pero no nos gustó demasiado y aprovechando la gente que había en la calle y los precios en los bares eran carísimos preferimos pillar unas cervezas y tomárnoslas por la calle. En un momento dado empezamos a hablar con uno que nos engancha para que entremos en un garito de donde él es relaciones…como es gratis decidimos entrar y como es una mierda a los 10 minutos decidimos salir, el colega nos pilla en la puerta e intenta reengancharnos, pero ya sabemos lo que hay así que pasamos de él, decidimos volver a casa porque con tanta tontería ya son casi las 3 y mañana nos espera una paliza, de vuelta a casa nos cruzamos con otros autóctonos con los que intercambiamos palabras y que también nos intentaron enganchar. El camino a casa se hizo largo ya que María y yo estábamos prácticamente en nuestra efervescencia pedalera y nos hicimos 40 fotos para desesperación de Sonia que casi pierde sus gafas por llevarlas de visera (las famosas gafas suicidas de las que habla el video).

Al entrar en la habitación (como una hora después de haber decidido volver a casa debido a las fotos y a los encuentros) María descubre que le han robado la cama, Sonia y yo no podemos parar de reír y María entre el pedo y la indignación no sabe qué hacer, le pregunto a la mujer (que pensaba que era un hombre hasta que habló) si las sábanas del suelo estaban en la cama, me dice que sí así que no problemo, ponemos las sábanas en la otra cama y listo, pero claro, cómo se abre? (estaba plegada) nuevo numerito xa abrir la cama y llorar de risa ahogando el sonido contra la sábana bajera. Finalmente lo conseguimos, nos tumbamos y al minuto caímos.